En los rostros de tantos niños que día a día asisten
a la maloca Kichua de Puerto Leguizamo para estudiar, se refleja la sonrisa de
Dios en lo sencillo y simple.
Como de costumbre los martes que me acercaba para
colaborar con algunas charlas sobre ética y valores y con dinámicas, cuentos y
actividades, he logrado aprender algunas cosas importantes.
En la gentileza de estos niños que se disponían a
ser colaboradores y a trabajar juntos en aquello que se les pedía, yo fui
descubriendo esa sonrisa transparente de Dios así como en su sensibilidad
hacia El Señor Jesús: Un día, al llegar a la residencia de las Hermanas
Misioneras de la Consolata, frente a la capilla me preguntaron con gran curiosidad y al mismo tiempo
admirados ¡Aquí murió Jesús y lo han
dejado en la Cruz! ¿Por qué le han hecho eso? Ciertamente son niños de Preescolar
o Transición. Dar respuesta a esta
inquietud infantil, es como traer a la memoria ¿Quién es Jesús? y quedarse unos
momentos con ellos a compartir sobre esto. Qué rico saborear con los niños el
amor infinito de Dios.
En otras ocasiones me llamaban a la puerta: Hermanita,
Hermanita, nos regala agua? nos regala agua? esto era una excusa para compartir
que cosa han hecho con el profesor o la profesora Es bonito ver en ellos la alegría con que
cuentan las cosas que han hecho. Y así,
con tantas anécdotas como estas a lo largo del año, he podido gozar en
abundancia.
Agradezco al Señor por esta maravillosa experiencia
de descubrir en los niños la presencia transparente de un Dios cercano y
tierno. “Quiero darte las gracias mi Señor, por los niños que encuentro en mi
camino; por sus ojos que no saben de rencor, por la gracia que tras ellos
adivino”.
“No hay mayor felicidad que dar la vida…” lo ha
dicho Jesús, La felicidad de ver a los otros crecer, es la fiesta de la vida.
La felicidad que puedas sentir dentro de ti cuando das la vida, es tu plena
participación a la vida de Jesús. Entonces estás viviendo una Vida Nueva !!!
Hna. Emilce Portillo |
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