SOMOS
IGLESIA COLOMBIANA EN SALIDA MISIONERA
La iglesia
Colombiana realizó el XII CONGRESO NACIONAL MISIONERO, en la ciudad de Bucaramanga, del 26 al 29 de
mayo 2016 con el lema: “Somos iglesia Colombiana, en salida misionera”.
El congreso fue
preparado por Monseñor Francisco Javier
Múnera Correa, Vicario Apostólico de San Vicente del Caguán y Presidente de la
Comisión Episcopal de Misiones, con la colaboración departamento de Animación
Misionera del Episcopado, las OMP, representantes de la Arquidiócesis de
Bucaramanga, de la Vida Consagrada y de los laicos misioneros.
El congreso tenía mil
trecientos congresistas, entre ellos fueron los
obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas, jóvenes y
laicos.
El Objetivo general
del XII congreso misionero Nacional fue "Despertar, profundizar y madurar la
conciencia y la acción misionera de nuestras Iglesias particulares para que sus
planes y procesos de evangelización respondan con mayor generosidad y eficacia
a los desafíos de la misión Ad gentes, que el mandato de Jesucristo y las
urgencias del mundo, nos plantean para la construcción del Reino de Dios".
El prefecto de la
Congregación para la evangelización de los pueblos, cardenal Fernando Filoni,
puso muy presente en su ponencia que la Iglesia es, por su naturaleza,
misionera, como enseña el Concilio Vaticano II (AG 2), está
llamada a una misión sin límites temporales y hasta los extremos confines del
mundo “Animo Colombia puede dar más”
Este congreso misionero
de la Iglesia colombiana se enmarcó en un contexto eclesial caracterizado por
los siguientes acontecimientos: Los 50 años de la conclusión del Concilio
Vaticano II y del Decreto Ad Gentes; la canonización de la Madre Laura Montoya,
primera Santa Colombiana y maestra de misioneros; el Año Jubilar Extraordinario
de la Misericordia; la preciosa enseñanza y solicitud misionera de la
Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium; los llamados de nuestra realidad: La
construcción de la paz y de la reconciliación, la búsqueda de una ecología
humana, los desafíos pastorales de la familia, los más pobres, las comunidades indígenas, las
comunidades afrocolombianas y los jóvenes.
Los varios temas
tratados por los relatores durante el
congreso, fueron de grande ayuda para
despertar en los participantes el
compromiso personal a ser misioneros ad
gentes, empezando por nosotros mismos, sin dejar la responsabilidad solo a los
institutos misioneros. Los testimonios de Monseñor Peter Kihara Obispo
de Marsabit (Kenia), de la pareja laica,
el compartir de las Hermanas Lauritas sobre
la pedagogía misionera de santa Laura Montoya, fueron tan eficaces que tocaron,
sin duda, el corazón de los participantes para asumir
la tarea de dar testimonio y ser conscientes de que muchas personas en
el mundo no conocen a Jesucristo.
El congreso logró
despertar y fortalecer en los participantes la conciencia de que la
Iglesia es misionera, Cristo la fundó para evangelizar. Sin embargo, todavía
nos falta, a los laicos, a los
consagrados, seminaristas, sacerdotes,
obispos, a las comunidades religiosas, y a las diversas comunidades cristianas,
una mayor conciencia misionera universal y una respuesta más generosa en la
misión ad gentes ad intra y ad extra. Por esto es necesario el promover
constantemente la espiritualidad misionera, la animación misionera y la
formación misionera en los seminarios, en las casas de formación, con los agentes
de pastoral y todos los laicos.
Finalmente se
concluyó el XII congreso Nacional Misionero consagrando a todos los
congresistas a Nuestra Señora del
Rosario de Chiquinquirá, Patrona de Colombia e invitando a los misioneros a
regresar a los sitios de misión, con la luz de Cristo y la presencia amorosa de
la Virgen María.
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