Compartiendo la
vida Misionera
Isla de Tierra Bomba corregimiento de
Bocachica
Llegando
a la comunidad de Bocachica me impactó mucho la población afrocolombiana
quienes viven la alegría y la fiesta de la vida, dentro de sus costumbres e
idiosincrasia particular reflejan una imagen de Dios cercano y vivo.
Acompañando
el grupo del coro con los niños me sentí feliz de vivir con ellos
los distintos momentos de compartir la vida, estando en esa experiencia
fui conociendo sus realidades, sus familias, sus deseos, sus sueños, sus
esperanzas.
Un
día al término de la santa misa dominical hicimos una linda experiencia de
escuchar un testimonio impactante y conmovedor, en tiempo de navidad: la Señora
María quien con gran alegría nos contó la historia de su embarazo hasta que
nació su pequeño niño “Moisés”.
Ella
ha pasado por varias dificultades en el periodo de espera y los médicos le
habían diagnosticado, que su bebe nacería con deformaciones en el cuerpo, esto
la llenó de angustia y dolor, pero ella durante los nueve meses colocó toda su
confianza en el Señor Jesús, se
expresaba diciendo: “Señor, tú lo sabes
todo, tengo fe en ti”, ayúdame con mi hijo a que sea sano, lo decía una y otra
vez, venia al templo y oraba al Señor con fe. Después de toda esta situación llegó el
tiempo de dar a luz y se preparó a recibir su bebe, para ella fue totalmente un
milagro ver su pequeño sano y sin
defecto, un niño normal; su inmensa alegría y gratitud por esta maravilla, le
hizo salir de sí misma y como la Virgen
María de Nazaret canta el magníficat al Señor de la Vida. Ella con
todo esto nos invita a confiar cada día plenamente en el Señor Jesús con
certeza que El escucha nuestras súplicas.
Fue
una de las tantas experiencias vividas en esta comunidad sencilla y acogedora,
al mismo tiempo sentía la presencia de Dios que actúa, dinamiza y refuerza la
dignidad de cada persona, desde su historia de vida. Ciertamente la gracia y la
bendición de Dios como dice el canto se derraman como un torrente de agua viva,
fortaleciendo de ese modo la esperanza y la convivencia solidaria entre todos.
Ha
sido una experiencia significativa en mi vida misionera, me ha marcado una vez más el amor incondicional de
nuestro Buen Dios que es y será el Señor de la vida, que acompaña el caminar de todos los pueblos hacia su presencia tierna y cercana.
Muchas
Gracias y Bendiciones Hermana Emilce
Portillo MC
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