Misioneras de la Consolata: signos de consolación
Si consolar es anunciar a Jesús, consolar es llevar su palabra de vida, consolar es cumplir la misión universal encomendada por Jesús a todo bautizado: “Id por el mundo entero y bautizad…”
Nosotras misioneras de la Consolata, tratamos de hacer vida lo que es la voluntad salvífica de Dios, siendo signos de consolación, mediante diversas expresiones según los lugares y culturas donde nos encontramos; veamos brevemente como lo vivimos en cada continente donde estamos presentes.
En un lugar de oración de Europa, en el santuario de la Consolata en Turín, un hombre de Dios, el beato José Allamano, iluminado por el rostro consolado y maternal de María, da origen a nuestras dos Familia de Misioneros y Misioneras de la Consolata. Desde ese lugar irradia y se irradiará la Consolación al mundo entero a través de sus hijos e hijas, hoy día también contamos con laicos misioneros de la Consolata.
Aquí en Europa somos signo de consolación a nivel de comunidades parroquiales y diocesanas reavivando la fe que con el pasar del los siglos se ha ido opacando. Damos respuesta a necesidades concretas de la sociedad actual de este continente, tales como el rescate de la dignidad de la mujer afectada por el mercado sexual y donando esperanza a los inmigrantes quienes son tratados como una amenaza y se encuentran sin la protección de la ley.
Hna. Arelis en Tanzania |
En África que fue el primer continente en recibir el primer anuncio del Evangelio por parte de los misioneros y misioneras de la Consolata, damos especial atención a la promoción integral de la mujer, de la infancia y la juventud. Hoy constatamos con alegría, como varias personas que han recibido el don de la fe en Jesucristo, han salido ya para otros lugares del mundo a llevar los signos de consolación; al estilo de María Santísima.
El pensar en nuestro continente americano, evoca el sueño misionero contemplado por el Beato José Allamano: “Algún día iréis a América”, son sus palabras. Hoy en día nuestra labor misionera en América prioriza el camino de anuncio y consolación entre los grupos étnicos: Indígenas y Afroamericanos.
Hna. Ines en Roraima- Brasil con los indígenas Yanomami |
El pensar en nuestro continente americano, evoca el sueño misionero contemplado por el Beato José Allamano: “Algún día iréis a América”, son sus palabras. Hoy en día nuestra labor misionera en América prioriza el camino de anuncio y consolación entre los grupos étnicos: Indígenas y Afroamericanos.
Es Asia el continente privilegiado en la actualidad, para el primer anuncio. Un pequeño grupo de misioneros y misioneras de la Consolata, sin poder tener autorización del gobierno para un espacio especifico del anuncio de Jesús, se hacen evangelio vivo en medio de este pueblo con su vida de oración y entrega, entrando en dialogo con las grandes religiones no cristianas.
Hna. Omaira en Mongolia |
Terminado la vuelta por el mundo, Oceanía es el continente donde sin duda algún día iremos en un futuro no muy lejano para recibir de ellos su riqueza espiritual y compartir con ellos el mensaje de Jesús. Es así como las misioneras de la Consolata a través de la vivencia de nuestro carisma tratamos de descubrir el rostro de Cristo en medio de las culturas, atentas a los signos de los tiempos.
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