2º DOMINGO DE ADVIENTO
Lucas 3, 1-6
El tiempo de adviento siempre se ha caracterizado por llamarnos a la
conversión. Conversión que significa “cambio en nuestro modo de vivir para que
se nos sean perdonados nuestros pecados” Cfr. Lc 3, 2ss. Cambio y
perdón, dos palabras que justifican la venida del Señor. Dios ha tenido desde
toda la eternidad un proyecto pensado para nosotros pero a causa de la libertad
humana que concedida a cada uno de nosotros, este proyecto con dificultad se
realiza pues nuestro orgullo no nos permite concederle a Dios el puesto que le
corresponde en nuestra vida impidiéndole que su sueño se realice pronto que es
el de ser reconocidos plenamente como hijos suyos. Por este motivo al nosotros
comenzar a cambiar lo que hacemos es permitirle a Dios que reine, es cederle
libremente el puesto en nuestros corazones para que Él como dueño y Señor de
todo lo creado sea capaz de gobernar libremente a su manera. Esta humilde
actitud es la clave para que Dios en su infinita misericordia nos abra sus
brazos amorosos para acoger nuestra abismal miseria
humana y la convierta en un redentor gesto llamado del
perdón.
Hna Gloria Ospina
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