lunes, 3 de diciembre de 2012


PARÁBOLA DEL SOL Y SU MORRAL

Hna. Pedrangela Alfonso,mc - Comunidad de Pasacaballos

Era una mañana espléndida  y llena de luz, en el firmamento las nubes jugaban sobre el terso cielo  azul, disfrutando el nacer  del  nuevo  día.
Esa mañana,  desde muy tempranito se levantó el sol, echó su morral al hombro y salió a caminar por la  agresiva y enmarañada selva que se encontraba ante sus ojos.  Llevaba en su morral el mejor  regalo del mundo, un regalo que sin duda, haría  felices a todos los habitantes de aquella encantadora ciudad verde.
Hacia la madrugada del día siguiente, entre el claro-oscuro, ya muy  fatigado, se sentó a descansar; mientras tanto, observó que todos los habitantes dormían plácidamente; un silencio sepulcral cubría toda la selva.
De repente un gran alboroto llegó a sus oídos: discusiones, juegos, carcajadas y hasta riñas, como sucede entre nosotros; los de tal ruido eran nada menos que los árboles jóvenes, los juguetones, los que inventa cosas nuevas y que a veces también se equivocan, pero que siempre están listos para todo, como tú y yo.
- “Buenos días” – dijo el sol
 – “Hola!  Bienvenido! ¡Qué te trae por aquí, entre esta escarpada selva llena de bejucos marrulleros, enredaderas y árboles empinados?”, respondió la naturaleza.
 – No  hay  por qué preocuparse, vengo a traer buenas noticias.
- Oh!!! Suéltala para  ver!
Entonces  el sol sacó de su morral, una tarjeta que decía así: -““Soy el Amor,”  llego ésta noche y quiero  celebrar el Ágape de la fraternidad  y de la paz.  Todos están invitados a mi fiesta.”  Y, como un relámpago la noticia corrió,  salió la alegría gritando: Fiesta! Fiesta! Esta noche llega el Amor, todos estamos invitados a  su fiesta.
Muy cumplidas a la cita, llegan de primero, las exóticas flores y sus pequeñas hermanitas, perfumadas y luciendo la belleza y colorido de sus elegantes vestidos.
Felices y cantando, se apresuran manadas de pajaritos que  llenan de alegría con sus trinos tan importante fiesta; aparece en seguida,  la humilde luciérnaga con sus amiguitos  los insectos, mariposas y gusanitos, ofreciendo su pequeña, intermitente y tenue luz.  Finalmente llegan todos los demás animales y seres vivientes: los alejados, indiferentes, sordos y desanimados, ellos también son bien recibidos en la fiesta.
 De repente, irrumpe la señora Luna, viene luciendo su hermoso manto bordado de estrellas, luceros y brillante de jaspe; su presencia inunda de luz la enorme y engalanada sala del banquete. Y, comienza la fiesta! Pero, oh sorpresa! Brindis de luz; comida de alegría, servicio, generosidad, solidaridad, delicadeza, bondad fraternidad, amor,  entrega, paz, obediencia, sinceridad, humildad, altruismo, justicia, buenas relaciones, coherencia, gratuidad…Y una conversación amena, gozosa y delicada.
Y dijo el Amor: Esta es la única forma de ser verdaderamente felices.
Así  quiero vivir con todos los que  amo y con los que me  aman. No existe otro camino que lleve a la felicidad. Adiós! Hasta Pronto!

Hna. Pedrangela Alfonso, mc



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