viernes, 6 de junio de 2014

TRAVIESA LA SOÑADORA
Cuentan que una semilla  de nombre “Traviesa”,  muy  inquieta, alegre y emprendedora,  soñaba y soñaba: ¿cómo podré liberarme y salir de este  duro cascarón que me tiene presa?  ¡Estoy cansada de este encierro tan  aburridor!  Entonces, para distraerse un poco, cantaba con  fuerte y sonora voz: Quiero salir, quiero volar y los  bellos paisajes contemplar. Caminaré,  correré y  mi semilla, en tierra abonada  sembraré;  en aquellos  surcos,  amor y paz yo regaré.  Mientras cantaba  “Traviesa” planeó una inteligente  hazaña: Convencer a sus amigas “tremenda” y “tremendita” para que le ayudasen en su soñado plan.
Aquella mañana bien  temprano,  las tres amigas se levantaron  en puntillas y con gran  silencio, se dirigieron a su padre  el “gran árbol”, le guiñaron el ojo, luego, dieron media vuelta y de un empujón abrieron el cascaron;  muy felices salieron cantando y saltando  de alegría; en seguida, como una piedra, se lanzaron a tierra cayendo bajo el “gran árbol” que estaba inundado por el torrencial aguacero que había caído en la noche.   Allí quedaron sumergidas, embarradas, y muy tristes.  Pero, “Traviesa”, como siempre, sin perder el ánimo, dijo a sus compañeras: Valientes amigas: ¡Vamos¡  salgamos de aquí,  No hay tiempo para el desánimo.
Juntas, realizaremos este sueño, ¿sueño? Dijeron ellas; sí, ¡vamos! llenaremos la tierra de alegría, amor y paz; qué mejor semilla podemos sembrar?  Esto es lo que hizo Jesús, entregando su vida por amor a nosotros.  
Después de interiorizar este pequeño cuento preguntémonos ahora:   ¿Qué tipo de amor, alegría y paz estoy sembrando yo? Amigos, ¿No creen ustedes que el mundo sería mejor si cada uno de nosotros saliera de su propio cascarón, acomodado, tranquilo y pusiera al servicio de los demás la riqueza de su noble corazón?
                                                                                 Hna. Pedrángela Alfonso Ruiz
                                                                                 Misionera de la Consolata         
  

  

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