jueves, 2 de junio de 2016

SOMOS IGLESIA COLOMBIANA EN SALIDA MISIONERA

La iglesia Colombiana realizó el XII CONGRESO NACIONAL MISIONERO,  en la ciudad de Bucaramanga, del 26 al 29 de mayo 2016 con el lema: “Somos iglesia Colombiana, en salida misionera”.
El congreso fue preparado por  Monseñor Francisco Javier Múnera Correa, Vicario Apostólico de San Vicente del Caguán y Presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, con la colaboración departamento de Animación Misionera del Episcopado, las OMP, representantes de la Arquidiócesis de Bucaramanga,  de la Vida Consagrada y  de los laicos misioneros.

El congreso tenía mil trecientos congresistas, entre ellos fueron  los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas, jóvenes y laicos.
El Objetivo general del XII congreso misionero Nacional fue   "Despertar, profundizar y madurar la conciencia y la acción misionera de nuestras Iglesias particulares para que sus planes y procesos de evangelización respondan con mayor generosidad y eficacia a los desafíos de la misión Ad gentes, que el mandato de Jesucristo y las urgencias del mundo, nos plantean para la construcción del Reino de Dios".

El prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos, cardenal Fernando Filoni, puso muy presente en su ponencia que la Iglesia es, por su naturaleza, misionera, como enseña el Concilio Vaticano II (AG 2), está llamada a una misión sin límites temporales y hasta los extremos confines del mundo “Animo Colombia puede dar más”  

Este congreso misionero de la Iglesia colombiana se enmarcó en un contexto eclesial caracterizado por los siguientes acontecimientos: Los 50 años de la conclusión del Concilio Vaticano II y del Decreto Ad Gentes; la canonización de la Madre Laura Montoya, primera Santa Colombiana y maestra de misioneros; el Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia; la preciosa enseñanza y solicitud misionera de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium; los llamados de nuestra realidad: La construcción de la paz y de la reconciliación, la búsqueda de una ecología humana, los desafíos pastorales de la familia, los más  pobres, las comunidades indígenas, las comunidades afrocolombianas y los jóvenes.

Los varios temas tratados por los relatores  durante el congreso, fueron de grande  ayuda para despertar en  los participantes el compromiso personal a ser misioneros  ad gentes, empezando por nosotros mismos, sin dejar la responsabilidad solo a los institutos  misioneros. Los  testimonios de Monseñor Peter Kihara Obispo de Marsabit  (Kenia), de la pareja laica, el compartir de las Hermanas Lauritas  sobre la pedagogía misionera de santa Laura Montoya, fueron tan eficaces que tocaron, sin duda, el corazón de los participantes para  asumir  la tarea de dar testimonio y ser conscientes de que muchas personas en el mundo no conocen a Jesucristo.

El congreso logró despertar y  fortalecer en  los participantes la conciencia de que la Iglesia es misionera, Cristo la fundó para evangelizar. Sin embargo, todavía nos falta,  a los laicos, a los consagrados,  seminaristas, sacerdotes, obispos, a las comunidades religiosas, y a las diversas comunidades cristianas, una mayor conciencia misionera universal y una respuesta más generosa en la misión ad gentes ad intra y ad extra. Por esto es necesario el promover constantemente la espiritualidad misionera, la animación misionera y la formación misionera en los seminarios, en las casas de formación, con los agentes de pastoral y   todos los laicos.
Finalmente se concluyó el XII congreso Nacional Misionero consagrando a todos los congresistas  a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Patrona de Colombia e invitando a los misioneros a regresar a los sitios de misión, con la luz de Cristo y la presencia amorosa de la Virgen María.

                                          







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